
"A la myrtille" es un título homenaje a los juegos de palabras, a la picaresca infantil y al intercambio de lenguas. Bien podría haber puesto: "Al arándano", pero no sería lo mismo, puesto que no rememoraría la divertida anécdota de la cual nace el título del blog. Voy a hacer un poco de memoria y os explico.
En julio de 1997 disfruté de una beca de estudios en Francia concedida por el IVAJ (los Eurocursos). Durante ese mes, estuve viviendo con la familia Joubert, en un pueblecito de 600 habitantes, Betz -le-château; un pueblecito encantador del que quedé prendada. La familia era numerosa y los anfitriones de la casa tenían muchos sobrinos. Uno de ellos, Tibaut, tenía cuatro o cinco años y le resultaba muy difícil pronunciar mi nombre: Miriam. Por eso, cada vez que me veía, además de ruborizarse un poco, me llamaba "myrtille" (mirtilo o arándano). Un fin de semana, Martine (mi "madre de acogida") y yo hicimos helado. Quienes sepan algo de francés, sabrán que la expresión francesa para decir "helado de..." es "glâce á la..." o "glâce au..." Yo hice helado de limón (glâce au citron) y Martine helado de fresa ("glâce à la fraise"). Cuando Tibaut probó nuestros helados dijo que el mío no era "glâce au citron" sino "glâce à la myrtille". Y de ahí viene la expresión.
El jovencísimo Tibaut estableció en pocos segundos varias conexiones entre diversas palabras y entre una misma estructura sintáctica y sus diversos significados. Por un lado, relacionó mi nombre con el fruto "myrtille" (semejanza fonética), por otro lado relacionó dos frutos diferentes "citron" y "myrtille" (mismo campo semántico). Además, conectó dos significados de la estructura " ..... á la ...." (helado de limón, helado de Miriam, helado de arándano, helado a la manera de Miriam). Y tal vez alguna cosa más.
Los adultos sonreímos por el juego de palabras de Tibaut y yo me llevé a Valencia ese grato y dulce recuerdo. ¿Quién me hubiera dicho a mí que en algún momento iban a relacionar mi nombre con los arándanos?