sábado, 31 de octubre de 2009

Derecho en red. Guía legal para blogueros y podcasters.


Mi hermana Elena sabe que escribo en este blog. Hace unos días recibió un correo electrónico que consideró que podía ser de mi interés y me lo reenvió. En él se daba noticia de una Guía legal para blogueros y podcasters, que se había publicado en la red en el blog de la asociación Derecho en red.

Supongo que algunos de vosotros ya la conoceréis, pero para aquellos que todavía no, aquí os dejo los enlaces.
También son interesantes los 11 Puntos Mínimos Legales que Erick Iriarte publica con motivo del Blogday. Son muy claros y sencillos.

domingo, 6 de septiembre de 2009

"Dar clase con la boca cerrada" y los wikis.



Entre las lecturas no literarias que he realizado este verano se encuentra Dar clase con la boca cerrada, de Donald Finkel. El título, de entrada, ya impacta; y su lectura no deja indiferente a nadie y provoca lo que pretende: “producir reflexión acerca de las múltiples maneras en que se puede planear la docencia” y “promocionar un diálogo fructífero sobre enseñanza y aprendizaje entre personas que tienen algo que decir en educación”.

En este libro, el autor cuestiona desde el principio la eficacia de la figura de lo que él llama el “Gran Profesor”, que se corresponde con la imagen cultural que tenemos de un buen profesor: aquel que enseña Narrando a sus alumnos aquello que se supone que han de aprender. Sin embargo, para Finkel, se enseña eficazmente y se produce reflexión en los alumnos “sin abrir la boca”, no Narrando; en cada uno de los capítulos del libro nos muestra cuáles son las diversas posibilidades de dar clase con la boca cerrada y que, además, son complementarias entre sí.

Muy lejos de lo que pueda parecer, “dar clase con la boca cerrada” implica un gran trabajo por parte del profesor, que sí debe permanecer callado (al menos lo máximo que pueda), pero en ningún momento pasivo, puesto que debe preparar diversos tipos de actividades para crear la circunstancias necesarias para que se produzca un aprendizaje relevante en los alumnos.

En el capítulo “Dejar que hablen los libros”, el autor defiende que los estudiantes pueden aprender de grandes libros (La Ilíada, por ejemplo) si los leen con atención. En este caso, la tarea principal del profesor es saber escoger bien el libro o libros que los estudiantes han de leer, dejar que lo lean y asegurarse de que se han creado las circunstancias adecuadas para que lo lean bien sin necesidad de que él les revele el significado del libro.

“Dejar que hablen los estudiantes” complementa la visión del capítulo anterior y desarrolla la idea de los “seminarios abiertos”, en los que se discute en común acerca del significado y de las preguntas que nos plantea un libro que todo el grupo conoce y ha leído. Además se mencionan otras formas para hacer que los estudiantes conversen acerca de un libro, formas en las que se ahonda en capítulos posteriores: a) presentaciones formales en clase, b) grupos de estudio fuera de clase (con diversas modalidades, como pueden ser el grupo previo al seminario, el grupo de escritura o el grupo previo al examen), y c) grupos de estudio dentro de la clase, que consisten en la realización de talleres conceptuales preparados por el profesor, y que refuerzan lo que acontece en un seminario abierto.

Mientras leía estos primeros capítulos, inevitablemente por la cercanía del enfoque y la coincidencia de métodos, relacioné este libro con la propuesta que Aidan Chambers nos ofrece en su libro Dime. Os animo a todos a que también le echéis un vistazo, ya que no tiene desperdicio.

Si seguimos con las ideas de Finkel, en mi opinión, el grueso de su libro lo constituyen los capítulos 4. Vamos a indagar juntos, 5. Hablar con la boca cerrada: el arte de escribir y 6. Experiencias que enseñan: crear esquemas para el aprendizaje. En ellos se abordan cuestiones como la organización de toda una asignatura a partir de la indagación acerca de una pregunta o problema, la creación de una comunidad de indagación, cómo se enseña con la escritura, cómo se puede aprender juntos con la escritura, cómo se transforma una comunidad de indagación en una comunidad de escritores en la que unos alumnos se leen a otros para aprender los unos de los otros, cómo se realiza un trabajo cooperativo que produce aprendizaje significativo, cómo el profesor puede elaborar esquemas de aprendizaje que consisten en una secuencia de preguntas que guían la indagación de los estudiantes…

En el libro también se habla de la diferencia entre el poder y la autoridad del profesor, de la posibilidad de dar clase con otro colega ("enseñanza colegiada") y de la importancia de proporcionar experiencia a la vez que reflexión.

En esta breve reseña no he profundizado en aspectos que el autor trata muy detalladamente y en los que vale la pena detenerse. He compartido algunos de ellos únicamente para abrir boca y crearos la curiosidad de leer el libro. Si queréis completar la visión que yo os ofrezco aquí, vale la pena leer la excelente reseña que realizan Alberto Luis Gómez y Jesús Romero Morante, del Departamento de Educación de la Universidad de Cantabria.

En mi opinión, Dar clase con la boca cerrada es un libro de lectura casi obligatoria entre los docentes, por lo que nos hace reflexionar, y por el interesante taller conceptual acerca del mismo libro que el autor nos propone en el capítulo final. De la propuesta general que nos plantea esta lectura destaco: la relación que establece entre la lectura, la indagación, la reflexión y la escritura; la importancia de la colaboración entre iguales y el aprendizaje cooperativo; así como el papel de orientador que posee el profesor, quien se mantiene al margen en muchas ocasiones para provocar, precisamente, experiencia y reflexión en los alumnos. Me interesa especialmente cómo trata el tema de cómo motivar a los alumnos para la indagación acerca de un tema, me interesa la tertulia que se produce en el aula a partir de una lectura literaria y cómo a través de la interacción entre iguales y el comentario de las producciones escritas de los compañeros se producen nuevos aprendizajes y se ponen en cuestión prejuicios o ideas previas que uno podía poseer. Además, destaco como idea realmente interesante la utilización del género de la carta personal como modo de evaluación de los escritos de los alumnos. (Para más detalle, léanse capítulos 4 y 5).

La única pega que le encuentro a este libro es que se dirige mayoritariamente a profesores de enseñanza superior, y algunas de las propuestas que nos ofrece son difíciles de adaptar a nuestras aulas de secundaria. Ahora bien, no es imposible hacerlo, así que ya estoy rumiando de qué manera lo puedo llevar a cabo con mis alumnos de 4º ESO. De momento se me ocurre que la creación de un wiki en el que los alumnos publiquen sus ensayos sobre algunos libros, y en el que puedan leerse unos a otros y crear debates a través de la pestaña Discusión, guarda bastante relación con lo expuesto por Don Finkel. Tengo la intuición de que si él hubiera tenido la posibilidad de conocer los wikis, los hubiera introducido en su práctica docente y habrían tenido en el capítulo 5 una mención especial. Si leéis el libro, ya me contaréis y me diréis si estáis de acuerdo conmigo, o no.

martes, 25 de agosto de 2009

De cine y maestros. "To sir, with love."

Hacía días que quería publicar esta entrada, pero no encontraba momento. Ahora, cuando no queda nada para que todos los profes nos pongamos en marcha de nuevo, creo que es la ocasión perfecta. Ya veréis por qué.
Durante estos días, me ha dado por revisitar películas clásicas, y no tan clásicas, cuya temática giraba alrededor de la educación. Es un cine que siempre me ha llamado la atención y por el que sigo sintiendo curiosidad. No siempre he tenido la ocasión de ver estas películas en estreno, bien porque era demasiado jovencilla en el momento en que se estrenaban, y entonces aún no me había entrado la vocación; bien porque entre pitos y flautas, se me pasaba el día de acudir al cine. Por eso he aprovechado estos días para hacer como una "maratón" y he ido alquilando los films que todavía no había visto o que hacía tiempo que no veía.
He revisado Los chicos del coro (2004) y Rebelión en las aulas (1967). Y se me siguen saltando las lágrimas de emoción en las escenas finales. No sé por qué, sentimental que es una; ñoña, dirían otros, pero me da igual. La implicación de los profesores que se refleja en ellas me motiva, me da fuerzas y me anima ante la llegada de los primeros días de clase.
He visto por primera vez, ya tenía ganas, Ser y tener (2002) (entrañable el pequeño Jojo) y Hoy empieza todo (1999). Su realismo me hace aterrizar en la realidad, valga la redundancia, y poner los pies en el suelo.
Durante este curso vi La ola (2008) y La clase (2008).
Como veis, todas son muy diferentes entre sí (ficción, documental; primaria, secundaria; escuela rural, zona urbana...), pero cada una de ellas, con su visión particular de la enseñanza, nos invita a reflexionar sobre algún aspecto. A mí, por un lado, las que se centran en la escuela primaria, me hacen pensar en qué cosas olvidamos nosotros (profesores licenciados) de la didáctica que emplean los maestros y que podríamos utilizar con nuestros chicos ya adolescentes. Me hacen reflexionar sobre dónde queda la coordinación entre los centros de primaria y los de secundaria, para evitar que los chicos noten "el gran salto" de 6º a 1º ESO. A su vez, esto me recuerda lo que he oído en varias ocasiones en boca de compañeros compremetidos "Es una lástima. Si es que en secundaria no hay didáctica ninguna". ¿Por qué no aprendemos de los maestros? ¿Por qué olvidamos algunas cosillas que pueden seguir aprovechándonos con los más mayores: los rincones de una clase, el trabajo con los espacios, los colores, los distintos materiales, la lengua oral, las tertulias, las asambleas, el mayor contacto personal con los jóvenes...?
Por otro lado, de las películas que se centran en los institutos de secundaria, me gustaría destacar cómo tratan el tema de la diversidad, la conflictividad de los barrios marginales, cómo se fragua el cambio de los chicos y chicas, qué frutos recogemos los profesores tras la implicación en un proceso largo y apasionante...
En fin, todas diferentes, pero con un factor común: la pasión que siente el docente, que tiene verdadera vocación, por su profesión y que le lleva a implicarse en los procesos de enseñanza aprendizaje.

Los próximos días tengo intención de ver El club de los poetas muertos (1989) y Mentes peligrosas (1995). Seguro que hay alguna película más que se me olvida, ¿alguna sugerencia que añadir a la lista? Os lo agradeceré mucho.

Para terminar esta entrada, os dejo con una de mis escenas favoritas de Rebelión en las aulas, donde se ve la complicidad y la relación entre profesor-alumnos. Para los sentimentales, ñoños, o, simplemente comprometidos, este fragmento de To sir, with love.






lunes, 27 de julio de 2009

Esta vez SÍ


Hace muuucho que no escribo. Disculpad. He estado inmersa en el trabajo y en el estudio de las oposiciones. Este año iba a por todas. Sí, sí, a por todas las oposiciones de enseñanza secundaria que se me pusieran por delante. Je je. Y me he presentado en Cataluña y en Valencia; en Baleares no, no porque no quisiera, sino porque no habían convocado de mi especialidad, que si no, allí estaba yo dando la vara. En Cataluña me fue un poquitín desastre, pero aquí me ha ido muy bien y estoy muy muy satisfecha del trabajo realizado. (No quiero que se me suba a la cabeza)

Después de lo que me pasó el curso pasado, este año era la mía. Y... ¡LO HE CONSEGUIDO! Esta vez SÍ, tengo plaza y en mi tierra, Valencia. Solo espero que ningún trámite burocrático agüe la fiesta. Por si acaso, ya he reunido todos los papeles necesarios y he comprobado y requetecomprobado que cumplo tooodos los requisitos. ¡Ufffffffff! Aun así, os confieso que no estaré del todo tranquila hasta que no vea publicado mi nombre en el DOGV oficialmente.

Últimamente me dicen que parezco un témpano porque estoy muy serena y no exteriorizo mis emociones; pero, ¿qué queréis que os diga? He aprendido a contenerme un pelín para no llevarme chascos inesperados... aunque, la verdad, una es como es y acaba saliendo la vena más emotiva. Así que en esta entrada, que retoma la redacción en el blog, he decidido compartir con vosotros mi alegría. Me espera un buen verano. Y sigo aprendiendo.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Las piedras lloran...


...cuando llueve.

Esta mañana intentaba explicar a mis alumnos de 1ºESO qué es la personificación. Pensaba que sería fácil que lo entendieran pero... me ha sucedido esto.

Les he dado la definición teórica y luego les he preguntado: "- Vamos a ver, ¿las piedras tienen sentimientos? ¿tienen cualidades de persona? ¿Pueden llorar?". Y un alumno chino me ha dicho: sí. Cuando ha visto la cara de sorpresa que le he puesto, ha continuado explicándose: lloran... cuando llueve. Y se ha sonreído.

Os confieso que me ha desmontado, que me ha descolocado. No me esperaba esa contestación. Me ha sorprendido y me ha emocionado. El chico acababa de componer un verso bellísimo. No tardaré mucho en explicarles los mecanismos de la poesía e intuyo que cuando explique las metáforas y les lea ejemplos de haikus, él me entenderá perfectamente.

¡Ay que ver! Día a día constato que saben más de lo que ellos mismos creen que saben, aunque no sepan ponerle nombre "científico". Esta ha sido la satisfacción del día en el instituto.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Textos y plastilina

Hace unos días leí en el blog de Miguel una entrada en la que exponía una actividad, la del objeto huérfano, y que me sugirió esta otra que os expongo yo a continuación.

Hoy, cansada del libro de texto, he decidido plantearles a mis alumnos de 1º y de 3º ESO una actividad diferente que se apartara de la rutina pero que sirviera para trabajar algún aspecto lingüístico. No sé si lo habré conseguido. Os cuento.
He llegado a clase con dos bloques de plastilina. Les he dicho que guardaran todas las cosas y que escucharan. Primero hemos hecho un pequeño ejercicio de relajación, después les he contado una pequeña historia mientras iba modelando con las manos una flor de plastilina. Les he dicho que se trataba de una flor huérfana; luego, les he pedido que cada uno de ellos pensara en un objeto que lo identificara y que lo modelaran con plastilina. Una vez hecho esto, les he pedido que explicaran por qué habían elegido ese objeto. Por último, he pedido que redactaran un texto en casa. El tema variaba según el nivel. A los de 1ºESO, como acabábamos de estudiar los elementos del texto narrativo, les he pedido que inventaran una historia de unas diez líneas en las que aparecieran la flor y el objeto que ellos mismos habían modelado. A los de 3º les he dado dos opciones: a) lo mismo que a los de 1º, o b) que explicaran y describieran qué habían sentido al tener que modelar con plastilina un objeto.

Durante la sesión, me he fijado bastante en cómo les cuesta tomar decisiones (profe, no sé qué hacer, espera unos minutos más); he notado que los de 1º, puesto que tienen más cercana la escuela, estaban más acostumbrados a trabajar con plastilina, mientras que a algunos de 3º la actividad les ha parecido una chorrada; también he observado cómo unos se ayudan a otros (algún alumno no tenía demasiada habilidad manual); otros me han pedido mi opinión acerca de si colocarle las alas a un búho de una u otra manera; algunos han modelado varias, mientras que unos pocos hacían primero una figura y luego la reelaboraban continuamente, destrozándola, añadiéndole elementos... También me ha servido para observar sus inquietudes. Lo que modelan me dice mucho de ellos.
Todavía no sé cuál será el resultado lingüístico escrito, pero pienso recuperar esta experiencia para empezar a explicar a los alumnos el proceso de creación de un texto. Creo que la analogía con el modelar una figura me servirá, e intentaré que ellos mismos encuentren las semejanzas entre su experiencia con modelar con plastilina y la escritura de textos.


sábado, 31 de enero de 2009

La llegada de 2009

Mi hermana Elena dice que me enrollo como las persianas cuando escribo comentarios en el blog y que debería hacer un ejercicio de síntesis. Yo siempre he presumido de ser sintética, de hecho, en la facultad, los profesores me decían que no sacaba más nota porque no me extendía lo suficiente y porque mi estilo era demasiado sintético. Ahora, por lo visto, se ve que con el tiempo he aprendido a alargar mis escritos. En fin, hoy volveré a ser breve y os contaré el final, provisional, de mi historia con la burocracia mallorquina.

El 2 de enero recibí la resolución al recurso de reposición. NO me han dado la razón y, por tanto, volveré a recurrir, esta vez toca dirigirse ya al Tribunal Superior de Justicia de les Illes Balears y el proceso se alargará al menos un año. Yo sigo en Torrente, feliz, aprendiendo, leyendo, escribiendo, conversando con mis alumnos, encontrando dificultades, solucionándolas...

Tuve una sensación agridulce a principio de año, pero ahora estoy en marcha y con ganas de seguir adelante con mis proyectos.

Por cierto, mi hermana Elena también me ha dicho que lo de enrollarme es "defecto profesional" y que no le extrañaría que mis alumnos se me durmieran de tanto que machaco las cosas, que explico con demasiado detalle. ¡Ostras! ¿A ver si tiene razón y debo dejar que ellos deduzcan y construyan significados por sí solos sin tener que darles tantas pistas e instrucciones? Estoy segura de que en parte no se equivoca, ya me lo temía yo.